Un día cualquiera, de una semana
cualquiera del mes de marzo. En la recepción de una clínica.
- Hola, tengo cita con Doc. Otra vez.
La recepcionista mira el
ordenador sorprendida. Estoy agotada y no le presto mucha atención cuando me
dice: “Hoy Doc no tiene citas. Esta tarde está trabajando en otro centro.” Abro
la boca para decirle que si, que él mismo me llamó anoche: “analíticas por la
mañana y luego vienes a verme”. Igual me confundí. Igual no lo entendí bien.
- Hola Alba, estoy aquí, pasa a mi despacho.
La recepcionista y yo no giramos
a la vez mientras Doc entra por la puerta. Vaqueros y jersey. Y cara de preocupación. Me da la mano y
vuelta empezar:
“Los resultados están bien, no
hay infección”. El dolor ha ido a menos en los últimos días, aún así en la
ecografía se ve como el ovario derecho, al cicatrizar después de la última
punción, se ha “pegado un poco al útero”. Una posible explicación. Por fin. A
veces me conformo con tan poco que me da miedo.
Nos sentamos cara a cara. Me mira
y comprueba que me he adelgazado un par de quilos. Se me marcan las ojeras. No
le pregunto por el siguiente paso, por la fecha de transferencia. Él tampoco se
lo plantea. Creo que agradece que ninguno de los dos saque el tema. Y en mi
cabeza vuela una palabra: “descanso”.
Doc me despide algo más aliviado.
Le prometo que en un par de días daré señales de vida y le contaré como estoy. Y
eso hago…
Le mando un mensaje. Le digo que
ya estoy bien porque yo misma quiero creerlo. No me duele nada, pero tampoco
siento nada.
“Yo no era así. Y ahora no me
gusta como soy”.
Así empecé a escribir esta historia, cuando
un día al mirarme al espejo no me reconocí. Y no quiero dar ni un paso más.
"He decidido dejar la
transferencia para más adelante. Igual agosto o septiembre…”
Se me rompe el corazón, pero en
esa decisión está también parte de mi fuerza… la prueba de que en algún rincón aún
queda algo de quien era: mi cabezonería, mi alegría, mi determinación, mi ganas
de reír… esa soy yo: decidiendo parar.
"Me alegro. Descansa, toma
impulso, recupérate… y para cualquier cosa, aquí estoy.”
Lo sé. Y solo por eso, por estar
ahí de verdad y mirarme a los ojos, Doc es una de las cosas buenas que me llevo
de este viaje.
“Gracias por cuidarme. Nos vemos
pronto”.