lunes, 30 de marzo de 2015

He decidido


Un día cualquiera, de una semana cualquiera del mes de marzo. En la recepción de una clínica.
 
- Hola, tengo cita con Doc. Otra vez.
 
La recepcionista mira el ordenador sorprendida. Estoy agotada y no le presto mucha atención cuando me dice: “Hoy Doc no tiene citas. Esta tarde está trabajando en otro centro.” Abro la boca para decirle que si, que él mismo me llamó anoche: “analíticas por la mañana y luego vienes a verme”. Igual me confundí. Igual no lo entendí bien.
 
- Hola Alba, estoy aquí,  pasa a mi despacho.
 
La recepcionista y yo no giramos a la vez mientras Doc entra por la puerta. Vaqueros y jersey. Y cara de preocupación. Me da la mano y vuelta empezar:
 
“Los resultados están bien, no hay infección”. El dolor ha ido a menos en los últimos días, aún así en la ecografía se ve como el ovario derecho, al cicatrizar después de la última punción, se ha “pegado un poco al útero”. Una posible explicación. Por fin. A veces me conformo con tan poco que me da miedo.
 
Nos sentamos cara a cara. Me mira y comprueba que me he adelgazado un par de quilos. Se me marcan las ojeras. No le pregunto por el siguiente paso, por la fecha de transferencia. Él tampoco se lo plantea. Creo que agradece que ninguno de los dos saque el tema. Y en mi cabeza vuela una palabra: “descanso”.
 
Doc me despide algo más aliviado. Le prometo que en un par de días daré señales de vida y le contaré como estoy. Y eso hago…
 
Le mando un mensaje. Le digo que ya estoy bien porque yo misma quiero creerlo. No me duele nada, pero tampoco siento nada.
 
“Yo no era así. Y ahora no me gusta como soy”.
 
Así empecé a escribir esta historia, cuando un día al mirarme al espejo no me reconocí. Y no quiero dar ni un paso más.
 
"He decidido dejar la transferencia para más adelante. Igual agosto o septiembre…”
 
Se me rompe el corazón, pero en esa decisión está también parte de mi fuerza… la prueba de que en algún rincón aún queda algo de quien era: mi cabezonería, mi alegría, mi determinación, mi ganas de reír… esa soy yo: decidiendo parar.
 
"Me alegro. Descansa, toma impulso, recupérate… y para cualquier cosa, aquí estoy.”
 
Lo sé. Y solo por eso, por estar ahí de verdad y mirarme a los ojos, Doc es una de las cosas buenas que me llevo de este viaje.
 
“Gracias por cuidarme. Nos vemos pronto”.
 
 
 

lunes, 16 de marzo de 2015

Hasta pronto...


Lo he intentado. Sigo intentado estar bien. Pero cuesta. El dolor que aún sigue, 12 días después de la punción, no me lo está poniendo fácil. Doc se desespera en cada cita. No quiere perderme de vista. Me hace ecografías, analíticas… y todo bien. Aparentemente bien. Pero a mi me sigue doliendo. Y siento que hasta me cuesta sonreír. El dolor no es constante, son pinchazos agudos que dejan un eco en la espalda y las lumbares que puede durar horas. Si como es peor, así que como poco. Y sigo adelgazando mientras mi chico se preocupa, y le manda un mensaje a Doc, que nos vuelve a citar, y más ecografías, y más pinchazos… y yo solo quiero meterme en la cama y dormir.
 
A veces pienso que lo que en realidad me duele es el alma. O que me estoy volviendo loca.
 
Siento si no escribo en vuestros blogs.
 
Siento abandonar por un tiempo “Nuestra última estación”.
 
Pero tengo mucho trabajo y muy pocas energías.
 
Eso sí, os sigo leyendo… porque con vosotras me siento menos sola.

viernes, 6 de marzo de 2015

Todavía es posible


Vamos a ser positivos.
 
Vamos a creer, una vez más, que aún es posible…
 
Vamos a creer que somos fuertes, que nada podrá con nosotros, que nuestro corazón lo aguanta todo…
 
Vamos a creer que se puede.
 
Vamos a confiar. A pensar en ellos. A recuperar el deseo.
 
Esta mañana nos ha llamado el biólogo. De los 6 óvulos fecundaron por FIV convencional 5. Y de los 5, a dia + 2, tenemos 4 embriones de muy buena calidad. Dos de ellos tipo A y otros dos tipo B. Los han vitrificado en pareja hoy mismo. Nunca antes habíamos conseguido llegar hasta aquí con tantas posibilidades. Por eso, a pesar del cansancio y el dolor, queremos volver a confiar en nosotros y en ellos. Y una vez más, nos miramos asombrados por nuestra capacidad de lucha.

 
Y será preciso no olvidar la lección:
saber, a cada instante, que en el gesto que hacemos
 hay un arma escondida, saber que estamos vivos
aún. Y que la vida todavía es posible, por lo visto.
 
(Jaime Gil de Biedma)

miércoles, 4 de marzo de 2015

Punción...

… y ovulación. Otra vez. Por suerte al llegar a la clínica con un dolor insoportable me han metido directa a quirófano. Resultado: la mitad de los folículos ya estaban rotos y solo han podido recuperar 6.
 
Sí, digo “solo” a pesar de que la ginecóloga, la enfermera y mi chico me digan que son suficientes. Para mi no. Porque he castigado mi cuerpo hasta el límite, he paralizado mi vida durante 10 días y gastado mis últimas fuerzas en este tratamiento. 6 son pocos. Y aún no sabemos si todos son maduros…
 
Estoy muy enfadada. Necesito culpar a alguien. Estoy bloqueada. Estoy harta. Esto es insoportable…

lunes, 2 de marzo de 2015

Sale el sol

- ¿Como estás?
 
- Mejor…
 
- Pero no estás bien…
 
- No, en serio, mejor (intento mi mejor sonrisa) El paracetamol y el nolotil ayudan.
 
- Bueno, bueno…
 
Y Doc se relaja. En la pantalla, ecógrafo en mano, cuenta unos 14 folículos de buen tamaño y otros más pequeños. El “gigante” sigue ahí, sin molestar más de lo necesario. Pasamos a su despacho y me cuenta:
 
- Punción el miércoles. Esta noche te pinchas una última dosis de Orgalutran por si las moscas y Decapeptyl para inducir la ovulación. Luego ya sabes que no habrá transferencia. Congelaremos y te daré un respiro...
 
- Sabes una cosa? Tengo un blog…
 
Se lo suelto sin pensar. Nos miramos y se ríe.
 
- No sé yo si eres un buen ejemplo. Tu historia no es muy normal!
 
Suelto una carcajada.
 
- Pues hay chicas que lo leen! Ya tengo más de 20 mil visitas… y tú eres uno de los protagonistas. Te llamo Doc. Si me “embarazas” serás un héroe.
 
Más risas.
 
- ¿¿Y si no?? No, no contestes… no quiero saberlo!  
 
- Entonces será una historia con final triste…
 
Silencio.
 
Hoy ha salido el Sol. Y en la farmacia de siempre regalaban piruletas con forma de corazón. El dolor ya no es tan intenso, el reposo ha funcionado, y en solo dos días volveré a ser yo. Mi chico ya ha planeado un fin de semana de playa y mucho sushi. Con vino, por supuesto. Para recordarme todas las cosas buenas que tenemos…