jueves, 31 de diciembre de 2015

8 semanas y un año que se va

 
"Hoy hemos tenido la primera visita con la Doctora R. y todo muy bien! Seguimos adelante, de 8 semanas ya, y con un corazón latiendo a mil por hora.
Gracias por hacerlo posible, por el apoyo y el cariño.
Te deseamos (y nos deseamos) un 2016 de sueños cumplidos…
Un gran abrazo"
 
 
Le mandamos el mensaje a Doc nada más salir de la consulta de nuestra nueva gine (a partir de ahora, Doctora R). Todo ha ido bien, menos los nervios que se han convertido en pánico las última horas. Me pregunto si en algún momento el miedo se irá. La ecografía me permite un respiro de 4, 5 o 6 días. Luego vuelven las pesadillas. Nuestra próxima cita es en un mes, al cumplir las 12 semanas. Y a mi se me hace muy, muy largo.
 
Intento respirar.
 
Intento olvidar las heridas.
 
Pero como me dijo Doc la última vez que nos vimos: “No estás curada”. Y se supone que es normal todo lo que me está pasando. Intento consolarme con sus palabras. No soy una mala madre. Ni una paranoica. Ni una infeliz por sistema. Solo es miedo. Y el trauma de una lucha demasiado larga. “Se te pasará”. Algún día. Lo sé.
 
 
"Me alegro muchísimo y os agradezco de corazón la confianza y fortaleza.
Muy feliz año.
Firmado: Doc."
 
Adiós 2015.
 
Hola 2016.
 
Vamos a por ti!
 
 
 
 

jueves, 17 de diciembre de 2015

Nervios, latidos y risas


Entramos en la consulta de Doc y lo encontramos con el gesto torcido.
 
“Estás tan nerviosa como yo?” Me suelta a modo de saludo. Me reiría si no fuera porque no hemos dormido en toda la noche de pura ansiedad. “Me tiemblan las piernas”, confieso. Y casi ni nos atrevemos a ir hacia la camilla donde nos espera el ecógrafo.
 
Hoy nos acompañan dos enfermeras que no había visto nunca. Encantadoras. Sonrientes.
 
Me subo al potro y vamos a ello. Mi chico está a mi lado con un nudo en la garganta. Y entonces, aguantamos la respiración y lo vemos:
 
Un puntito de luz blanca que se apaga y se enciende a toda velocidad. El corazón. El corazón que late de nuestro hijo.
 
Y Doc sonríe: “Tenemos bingo!”
 
Y todos nos reímos.
 
Ni una sola lágrima. Solo risas. Risas nerviosas, de alivio, de felicidad, de incredulidad, de amor, de gratitud, de despedida… solo risas. Y qué bien suenan!
 
Nuestra historia con Doc no podía tener mejor punto y aparte.
 
Se resiste a despedirse o a darle mucha ceremonia al momento. Chocamos las manos y me dice el nombre de una buena ginecóloga para que me lleve el embarazo. Él se va de vacaciones así que la siguiente eco, a las 8 semanas, ya la haremos con ella.
 
“Escríbeme un mensaje en fin de año contándome que todo va bien.”
 
“Solo uno? Te iré informando durante todo el embarazo!”
 
Más risas. Más guiños. Más consejos de amigo. Más cariño.
 
Nunca podré agradecerle lo suficiente como nos ha tratado, como se ha implicado y como nos convirtió en su reto.
 
Un día me dijo: “Lo conseguiremos”. Y en eso estamos.
 
Hoy estoy embarazada de 5 semanas y 6 días. Hoy mi bebé mide 3 milímetros. Hoy tengo un corazón que late junto al mío. Hoy empieza una nueva vida… y al fondo del túnel ya vemos nuestra última estación.
 
 

viernes, 11 de diciembre de 2015

El miedo


Horas que parecen días, que parecen semanas, que parecen meses…
 
Las lágrimas de mi padre cuando le dije “estoy embarazada”. La sonrisa de mi madre. Los saltos de alegría de mi hermano. Y nuestra complicidad ante un secreto que de momento guardamos como un tesoro. El resto del mundo sigue girando… más despacio que nunca.
 
Un ramo de rosas al llegar a casa, “porque nunca fuimos tan felices como hoy”.
 
Los problemas del trabajo que ahora me parecen pequeños, pequeños…
 
Las fuerzas perdidas que han vuelto de golpe.
 
Mi confianza. Vuelvo a ser yo.
 
Mis ojos, por fin. Reconozco mi mirada.
 
El abrazo de nuestros mejores amigos que un día lucharon como luchamos nosotros. Y no lo consiguieron. Y ahora esperan que su hijo llegue de un país muy lejano. Lloramos las dos porque nuestros sueños empiezan a cumplirse. Y sé que ella está contenta a pesar de su dolor. Y no hay amistad mejor ni más limpia…
 
Y el miedo.
 
El miedo que me impide pensar en mi hijo.
 
El miedo de que todo esto termine. Que no vaya bien. La sensación de estar haciendo equilibrios al borde de un precipicio.
 
El miedo y yo. Hoy hicimos un trato.
 
Yo le respeto y él no me acecha.
 
Solo falta una semana para nuestra primera eco. Solo. Y a mi me parece una eternidad…
 
 
 

jueves, 3 de diciembre de 2015

Seguimos sumando


… o multiplicando! En 48 horas la beta ha evolucionado de 45 a 106. Más del doble. “Esto va para adelante” me dice Doc. Y me da cita para nuestra “primera ecografía” en dos semanas. El 17 de diciembre veremos por primera vez a nuestro hijo. Sí. Nuestro hijo.
 
Lo digo una y otra vez, a ver si así me lo creo.
 
Me lo repito por las noches. Y por la mañana sigo sin creérmelo.
 
“Empezarás a notar síntomas en unos días: igual estarás más cansada, con algún dolorcillo, alguna náusea…” Y si no noto nada?? “Entonces tendrás un embarazo estupendo!” Doc contesta a todas mis preguntas con paciencia y algo de sorna. Yo misma me siento un poco absurda! Pero tengo tanto miedo…
 
Faltan dos semanas para la siguiente meta.
 
 
Y luego… luego llegará la Navidad y el mejor año de nuestras vidas.
 
 
 

martes, 1 de diciembre de 2015

Y de repente sucede...


…que a veces la vida te guiña un ojo. Después de tantas lágrimas, te da una palmada en la espalda y te cuchichea en el oído que “ahora quizás sí. Igual hoy será el día más importante de tu vida. Puede que todo empiece a cambiar…”
 
Pero vayamos al principio.
 
Nuestras vacaciones duraron 8 meses. Hasta octubre no descolgamos el teléfono para pedir cita con Doc. Lo fuimos retrasando, disfrutando de nuestra normalidad aparente, de la levedad de un verano que valió mucho la pena. Pero con el otoño llegó también el deseo, otra vez de vuelta el “… y si lo volemos a intentar?”
 
En el tratamiento de marzo no hubo transferencia. Mi cuerpo dijo “basta” y decidimos parar. Así que teníamos 4 embriones de 2 días esperándonos en el frío.
 
Los descongelaron todos el pasado 21 de noviembre y los dejaron evolucionar hasta el martes 24. Tres de ellos se convirtieron en 3 blastos “preciosos” en palabras de mi Biólogo favorito.
 
Ese día, hace justo una semana, Doc decidió transferirme un embrión de 5 días y volver a congelar el resto. “Solo uno” repitió mil veces ante nuestra cara de asombro. “Uno nada más. Quiero que tengas un embarazo tranquilo”. Y luego ese gesto tan suyo, entre la risa y la concentración, mientras por la pantalla veíamos aparecer una gotita brillante: “ahí está!”
 
Y así empezó nuestra cuarta espera…
 
Hoy hace una semana.
 
Esta mañana, rodeada de gente saliendo de una rueda de prensa, Doc me hablaba al otro lado del teléfono: “Ya tengo los resultados de la beta.”
 
Estoy tan acostumbrada al dolor de esta conversación, que mi corazón ha empezado a partirse sin dejar que Doc terminara la frase. Pero entonces...
 
…entonces de repente sucede. El mundo se para. Y logras escuchar que “estás embarazada”.
 
A siete días post-transferencia de “un blasto precioso” el valor de la beta es de 45. “Suficiente” según Doc. La repetiremos el jueves, para confirmar que sigue aumentando y que nuestro sueño sigue creciendo…
 
 
 
 
 

viernes, 31 de julio de 2015

Bandera blanca

 
Escucho esta canción mientras intento escribir. Mientras busco las palabras.
 
 
Bandera blanca. En mi corazón ondea una bandera blanca como símbolo de esta tregua, que no rendición. Y sonrío. Como sonrío últimamente. Miro las fotos de nuestro último viaje y casi reconozco a la chica que era. Esa sonrisa limpia. Esos ojos brillantes.
 
Sigo aquí, y casi vuelvo a ser yo. Vuelvo a quedar con amigas, firmo un contrato de trabajo mejor, encontramos una perrita recién nacida en una caja de cartón. Y aunque es una locura nos la quedamos, le damos biberones cada 4 horas… y aunque casi sea un milagro, ella crece. Y abre los ojos. Y empieza a jugar… y entonces las cosas empiezan a ir bien. Muy bien. Realmente bien. Él decide que debe llamarse “Sort” (Suerte). La miramos y estamos de acuerdo, es un nombre bonito. Nuestro talismán...
 
Y mientras escucho esta canción e intento escribir algo, Sort me muerde los pies. Mi perro, mi gran compañero, intenta jugar con ella. Y todo está en equilibrio, hasta el calor insoportable de un verano que parece eterno. De vez en cuando pensamos en Doc, en la Clínica, en las cuatro posibilidades que allí no esperan. Lo hacemos sin angustia. Sin prisas. Quizás en septiembre…
 
 
Pd.- Os sigo leyendo en silencio… vuestras luchas y vuestros embarazos. Me alegro de corazón por las que estáis a punto de conseguirlo. Yo intento volver a ser yo… y eso me mantiene algo alejada. Espero que podáis entenderlo. Quizás en septiembre…

jueves, 9 de abril de 2015

Quién me ha devuelto el mes de abril?


Se fue marzo, y llegó abril, el mes que le robaron a Sabina. A mi, en cambio, alguien me lo dejó envuelto en papel de regalo bajo la cama. Porque así empezó: con nubes negras, espesas, y un frío paralizante, para luego convertirse en primavera.
 
Quién me ha devuelto el mes de abril? El mes de los principios, el aperitivo del verano, las fiestas de libros y rosas, y dragones que luchan contra Sant Jordi en una guerra en la que los malos no son tan malos, ni los buenos… tan buenos.
 
Quién me ha devuelto el mes de abril? Y con él, parte de mis fuerzas, los primeros rayos de sol en la piel pálida después de un invierno tan duro.
 
Quién me lo ha devuelto? Quizás fue la decisión de parar. De sentarnos en el andén de nuestra estación, con los pies colgando, mientras compartimos un helado de sandía. Lentamente, volvemos a ser nosotros. Muy lentamente, porque el cansancio es infinito. Nos perdonamos por todos los errores, los reproches y la guerra fría… y nos miramos a los ojos. Dos pasos adelante, uno atrás… pero seguimos avanzando.
 
"Quién me ha devuelto el mes de abril?" Le canto mi particular versión de una canción muy nuestra y sonríe. "No te habías dado cuenta?", me responde, "nadie te lo había robado. Lo tenías guardado en el cajón. Me alegro de que lo hayas encontrado."
 
 
Yo también me alegro. Aunque esto sea solo un principio…
 
 
 

lunes, 30 de marzo de 2015

He decidido


Un día cualquiera, de una semana cualquiera del mes de marzo. En la recepción de una clínica.
 
- Hola, tengo cita con Doc. Otra vez.
 
La recepcionista mira el ordenador sorprendida. Estoy agotada y no le presto mucha atención cuando me dice: “Hoy Doc no tiene citas. Esta tarde está trabajando en otro centro.” Abro la boca para decirle que si, que él mismo me llamó anoche: “analíticas por la mañana y luego vienes a verme”. Igual me confundí. Igual no lo entendí bien.
 
- Hola Alba, estoy aquí,  pasa a mi despacho.
 
La recepcionista y yo no giramos a la vez mientras Doc entra por la puerta. Vaqueros y jersey. Y cara de preocupación. Me da la mano y vuelta empezar:
 
“Los resultados están bien, no hay infección”. El dolor ha ido a menos en los últimos días, aún así en la ecografía se ve como el ovario derecho, al cicatrizar después de la última punción, se ha “pegado un poco al útero”. Una posible explicación. Por fin. A veces me conformo con tan poco que me da miedo.
 
Nos sentamos cara a cara. Me mira y comprueba que me he adelgazado un par de quilos. Se me marcan las ojeras. No le pregunto por el siguiente paso, por la fecha de transferencia. Él tampoco se lo plantea. Creo que agradece que ninguno de los dos saque el tema. Y en mi cabeza vuela una palabra: “descanso”.
 
Doc me despide algo más aliviado. Le prometo que en un par de días daré señales de vida y le contaré como estoy. Y eso hago…
 
Le mando un mensaje. Le digo que ya estoy bien porque yo misma quiero creerlo. No me duele nada, pero tampoco siento nada.
 
“Yo no era así. Y ahora no me gusta como soy”.
 
Así empecé a escribir esta historia, cuando un día al mirarme al espejo no me reconocí. Y no quiero dar ni un paso más.
 
"He decidido dejar la transferencia para más adelante. Igual agosto o septiembre…”
 
Se me rompe el corazón, pero en esa decisión está también parte de mi fuerza… la prueba de que en algún rincón aún queda algo de quien era: mi cabezonería, mi alegría, mi determinación, mi ganas de reír… esa soy yo: decidiendo parar.
 
"Me alegro. Descansa, toma impulso, recupérate… y para cualquier cosa, aquí estoy.”
 
Lo sé. Y solo por eso, por estar ahí de verdad y mirarme a los ojos, Doc es una de las cosas buenas que me llevo de este viaje.
 
“Gracias por cuidarme. Nos vemos pronto”.
 
 
 

lunes, 16 de marzo de 2015

Hasta pronto...


Lo he intentado. Sigo intentado estar bien. Pero cuesta. El dolor que aún sigue, 12 días después de la punción, no me lo está poniendo fácil. Doc se desespera en cada cita. No quiere perderme de vista. Me hace ecografías, analíticas… y todo bien. Aparentemente bien. Pero a mi me sigue doliendo. Y siento que hasta me cuesta sonreír. El dolor no es constante, son pinchazos agudos que dejan un eco en la espalda y las lumbares que puede durar horas. Si como es peor, así que como poco. Y sigo adelgazando mientras mi chico se preocupa, y le manda un mensaje a Doc, que nos vuelve a citar, y más ecografías, y más pinchazos… y yo solo quiero meterme en la cama y dormir.
 
A veces pienso que lo que en realidad me duele es el alma. O que me estoy volviendo loca.
 
Siento si no escribo en vuestros blogs.
 
Siento abandonar por un tiempo “Nuestra última estación”.
 
Pero tengo mucho trabajo y muy pocas energías.
 
Eso sí, os sigo leyendo… porque con vosotras me siento menos sola.

viernes, 6 de marzo de 2015

Todavía es posible


Vamos a ser positivos.
 
Vamos a creer, una vez más, que aún es posible…
 
Vamos a creer que somos fuertes, que nada podrá con nosotros, que nuestro corazón lo aguanta todo…
 
Vamos a creer que se puede.
 
Vamos a confiar. A pensar en ellos. A recuperar el deseo.
 
Esta mañana nos ha llamado el biólogo. De los 6 óvulos fecundaron por FIV convencional 5. Y de los 5, a dia + 2, tenemos 4 embriones de muy buena calidad. Dos de ellos tipo A y otros dos tipo B. Los han vitrificado en pareja hoy mismo. Nunca antes habíamos conseguido llegar hasta aquí con tantas posibilidades. Por eso, a pesar del cansancio y el dolor, queremos volver a confiar en nosotros y en ellos. Y una vez más, nos miramos asombrados por nuestra capacidad de lucha.

 
Y será preciso no olvidar la lección:
saber, a cada instante, que en el gesto que hacemos
 hay un arma escondida, saber que estamos vivos
aún. Y que la vida todavía es posible, por lo visto.
 
(Jaime Gil de Biedma)

miércoles, 4 de marzo de 2015

Punción...

… y ovulación. Otra vez. Por suerte al llegar a la clínica con un dolor insoportable me han metido directa a quirófano. Resultado: la mitad de los folículos ya estaban rotos y solo han podido recuperar 6.
 
Sí, digo “solo” a pesar de que la ginecóloga, la enfermera y mi chico me digan que son suficientes. Para mi no. Porque he castigado mi cuerpo hasta el límite, he paralizado mi vida durante 10 días y gastado mis últimas fuerzas en este tratamiento. 6 son pocos. Y aún no sabemos si todos son maduros…
 
Estoy muy enfadada. Necesito culpar a alguien. Estoy bloqueada. Estoy harta. Esto es insoportable…

lunes, 2 de marzo de 2015

Sale el sol

- ¿Como estás?
 
- Mejor…
 
- Pero no estás bien…
 
- No, en serio, mejor (intento mi mejor sonrisa) El paracetamol y el nolotil ayudan.
 
- Bueno, bueno…
 
Y Doc se relaja. En la pantalla, ecógrafo en mano, cuenta unos 14 folículos de buen tamaño y otros más pequeños. El “gigante” sigue ahí, sin molestar más de lo necesario. Pasamos a su despacho y me cuenta:
 
- Punción el miércoles. Esta noche te pinchas una última dosis de Orgalutran por si las moscas y Decapeptyl para inducir la ovulación. Luego ya sabes que no habrá transferencia. Congelaremos y te daré un respiro...
 
- Sabes una cosa? Tengo un blog…
 
Se lo suelto sin pensar. Nos miramos y se ríe.
 
- No sé yo si eres un buen ejemplo. Tu historia no es muy normal!
 
Suelto una carcajada.
 
- Pues hay chicas que lo leen! Ya tengo más de 20 mil visitas… y tú eres uno de los protagonistas. Te llamo Doc. Si me “embarazas” serás un héroe.
 
Más risas.
 
- ¿¿Y si no?? No, no contestes… no quiero saberlo!  
 
- Entonces será una historia con final triste…
 
Silencio.
 
Hoy ha salido el Sol. Y en la farmacia de siempre regalaban piruletas con forma de corazón. El dolor ya no es tan intenso, el reposo ha funcionado, y en solo dos días volveré a ser yo. Mi chico ya ha planeado un fin de semana de playa y mucho sushi. Con vino, por supuesto. Para recordarme todas las cosas buenas que tenemos…
 
 
 

sábado, 28 de febrero de 2015

Se puede?

A veces pienso que no, que no podré. Que esto es muy duro, que mi cuerpo no puede más.
 
Ayer fue nuestro tercer control de nuestra tercera Fiv-bis. Doc está preocupado. Ya no me sonríe ni bromea cuando me ve. Está concentrado y afronta cada visita con cierta tensión. Lo noto. En el segundo control, el miércoles, vio un folículo de 18 mm después de 5 días de estimulación. Un disparate. Aún así, el resto seguían creciendo bien. Contó una docena, cifra récord por ser yo.
 
El jueves empezó el dolor. Constante. Que se expande hasta la boca del estómago y la espalda. Dolor de manual cuando hay líquido libre en el abdomen. Y si hay líquido es porque algún folículo se ha roto. Ovulación. Mi pesadilla. La pesadilla de Doc.
 
Por eso ayer entré en su consulta doblada por los pinchazos y el miedo. Y al verme llegar frunció al ceño. Ecografía vaginal y abdominal. Revisión a fondo, en silencio, solo un murmullo de Doc: “no vas a darme nunca una alegría?” Le miré con cara de culpa. Y siguió contando folículos.
 
De momento todos siguen ahí, incluso el gigante que ya mide 20 mm, y aún quedan dos días de pinchazos: Gonal para que sigan creciendo y Orgalutran para evitar nuestro mayor temor, una ovulación espontánea. Parece que de momento funciona…
 
Y el dolor?
 
Según Doc, tengo los ovarios inflamados y mientras siga corriendo de acá para allá, dolerán. Así que reposo absoluto por riesgo de hiperestimulación y torsión ovárica.
 
Y así estoy. Inventado excusas en el trabajo, echando de menos mi vida, mi normalidad, mi cuerpo, mi inocencia…
 
Echando de menos las bromas de Doc cuando nos conoció y pensó que seríamos “un caso fácil”.
 
Echando de menos mis fuerzas y mi determinación. No puedo más. No quiero más. No volveré a empezar otra vez. Tiro la toalla.
 
O quizás son las hormonas las que hablan por mí, y en realidad es cierto aquello de que “sí, se puede”. Quién sabe…
 
 

domingo, 22 de febrero de 2015

300


300 UI. Esta es la dosis de Gonal para mi tercera FIV-bis. Casi el doble que las otras veces. Una bomba de relojería para comprobar de lo que es capaz mi cuerpo serrano. Lo importante, según Doc, es conseguir el mayor número posible de óvulos maduros para poder congelar e ir intentando transferencias en ciclo natural. Empecé con los pinchazos el viernes y ya tengo un morado en la tripa. Parezco novata. Pero no. Me manejo con las agujas cual profesional, casi sin inmutarme, deprisa y corriendo, con el tiempo justo entre el trabajo y las cenas con los amigos. Mi chico me mira con una mezcla de admiración y sorpresa ante la normalidad que le doy al proceso. Yo misma no me reconozco, si no fuera por la mala leche que empieza a asomar…
 
De momento no estoy ni optimista, ni triste, ni asustada… simplemente decidida. Es un paso más. Lo tengo que hacer y en eso estoy.
 
Mientras, a mi alrededor, la vida sigue…
 
 
 

viernes, 13 de febrero de 2015

Reiniciando...


En una semana, más o menos, volveremos a empezar. Será nuestra 3era FIV-bis. La tercera fue tan desastrosa que Doc no quiere contarla. Así que nos referimos al nuevo tratamiento como un “bis” del anterior: la última canción de un concierto, esa que pide el público con las luces de la sala ya encendidas y los músicos sentados al borde del escenario. Así será nuestra próxima Fecundación in Vitro. La canción inesperada. El último intento antes de cambiar el rumbo.
 
Y como nuestra historia ya suma un par de páginas, he pensado que ha llegado el momento de hacer un balance del camino que llevamos recorrido. Por si alguien se ha subido ahora a nuestro tren y quiere saber como llegamos hasta aquí. Esta es la cronología de nuestra búsqueda:
 
Junio de 2012: empezamos la búsqueda. Yo: 29 años. Él 39.
 
Junio de 2013: mi ginecóloga me hace una ecografía rutinaria, analíticas hormonales y un seminograma a mi chico. Todo perfecto. Apunta “Infertilidad de Origen Desconocido” en un papel y me receta Omifín + relaciones programadas.
 
Julio de 2013: Primer ciclo de Omifín negativo, hiperestimulación leve y quiste residual. Decidimos ir a una clínica especializada. La llamamos Clínica 1.
 
Setiembre de 2013: En Clínica 1 piden más pruebas. Analíticas completas para los dos e histerosalpingografia para mí. Todo sigue perfecto.
 
Octubre 2013: Primera FIV en Clínica 1. Obtenemos 11 folículos, de los cuales, 7 óvulos maduros. Fecundan todos. Me transfieren dos embriones tipo A. Del resto, solo uno llega a blastocisto con buena calidad. Lo vitrifican.
 
Noviembre 2013: Beta negativa.
 
Enero 2014: Ciclo de transferencia del embrión congelado. Me recetan Meriestra para “engordar” el endometrio. Nos dan muchas esperanzas. Al cabo de 12 días: Beta negativa.
 
Febrero 2014: En Clínica 1 no nos dan ninguna explicación y detectamos contradicciones entre los biólogos y las ginecólogas. Pedimos que me hagan analíticas de fallo de implantación y, milagrosamente, el seguro accede.
 
Abril 2014: Decidimos cambiar de centro y apostamos por el más conocido de nuestra comunidad. Visitamos la Clínica 2 y conocemos a nuestro Doc. En los resultados de fallo de implantación hay un valor de coagulación alterado. Nos manda a un hematólogo que me diagnostica una posible hemofilia. Para mí no hay riesgo, pero si soy portadora podría afectar a mis hijos varones. Durante un mes vivimos con el corazón en un puño. Me repiten las pruebas. El seguro no quiere cubrirlas. Me quedo en el paro. Y el mundo se me cae encima.
 
Mayo 2014: Empiezo a escribir este blog porque no puedo más. Al día siguiente nos llaman del laboratorio: hubo un error. Mis valores son normales. Podemos empezar la FIV con nuestro nuevo Doc. A veces creo que todo aquello fue una broma pesada…
 
Mayo 2014: Segunda FIV. 6 óvulos maduros. Fecundan todos. Me transfieren dos, uno tipo B y otro C. Del resto no pueden vitrificar ninguno.
 
Junio 2014: Beta negativa.
 
Septiembre 2014: Seguimos buscando un porqué. Histeroscopia diagnóstica. Todo normal, como siempre. Doc apunta a una posible mala calidad de mis óvulos pero, aunque pocos, solemos conseguir un par de embriones de calidad en cada estimulación. Así que seguimos adelante.
 
Octubre 2014: Tercera FIV. La estimulación va muy bien. Doc cuenta hasta 11 folículos de buen tamaño. Pero el día de la punción descubren que la ovulación ha empezado antes de tiempo y solo pueden rescatar dos óvulos. Fecunda uno. Muy buena calidad. Lo vitrifican en día 3 porque tengo la progesterona y el estradiol muy elevados.
 
Diciembre 2014: Transferencia en ciclo natural de nuestro pequeño campeón. Beta negativa a los 10 días.
 
Enero 2015: No sabemos qué hacer. Doc propone otra FIV (la tercera-bis). Quiere estar seguro de que lo nuestro no es solo “mala suerte” antes de tomar otras decisiones. Nos propone un tratamiento en dos partes: Estimulación y vitrificación / Descanso/ Transferencia.
Es “su regalo”.  Solo pagaremos la medicación. Es nuestra última canción… el último bis antes de tomar otro camino.
 
 
Pd.- Perdonad por una entrada tan larga! Necesitaba sacarlo todo antes de volver a empezar…
 

jueves, 29 de enero de 2015

Emilia

 
Hoy comprendí la grandeza de todas estas historias compartidas. De los lazos que nos unen. De los caminos que un día se cruzaron.
Hoy siento dolor por alguien a quién nunca he visto. Hoy tengo un nudo en la garganta. Hoy lloro por un corazón roto a miles de quilómetros de aquí...
 
No es justo. Nada de todo esto lo es. Pero mi lucha, mis preocupaciones, no son nada si las comparo con el dolor tan grande que ahora vosotros sentís.
Hoy me siento egoísta, caprichosa e infantil por preocuparme por tonterías. Por no haberme reído ni una sola vez en la últimas semanas.
 
Porque luego enciendo el ordenador y leo que nuestra leoncita, Emilia, se apagó. Y una vez más, tan pequeña, tan valiente, me da una lección. Y agacho la cabeza y le doy la razón. La vida es tan absurda que hay que vivirla, disfrutarla...
 
Lo siento mucho, mucho. No tengo palabras. Solo espero que la gente que os quiere y os tiene cerca os dé todo el cariño y los abrazos que yo, sin conoceros, os daría.
 
Estoy aquí. Justo a vuestro lado. Al otro lado del mar.


viernes, 23 de enero de 2015

Mientras esperamos, una canción

Un día, el amor de mi vida me regaló esta canción.
Ahora nos acompaña.
Y nos recuerda que los muros también caen.
 
Espero que os guste.
 
 
 
Hay días que son diamantes, hay días que son rocas
Algunas puertas están abiertas, algunas carreteras están bloqueadas

Los atardeceres son de oro, luego se desvanecen
Pero si nunca hago nada, volveré atrás algún día?

Porque tienes un corazón tan grande que podría aplastar esta ciudad
No puedo aguantar para siempre, pero incluso los muros se caen

Alrededor de mi isla hay una barricada
Se mantiene el peligro, se sostiene en el dolor

A veces eres feliz, a veces lloras
La mitad de mí es océano, la mitad de mí es cielo

Pero tienes un corazón tan grande que podría aplastar esta ciudad
Y no podrás aguantar para siempre, pero incluso los muros se caen

Y algunas cosas se terminan, otras se van
Tienes una parte mi, otra ya se ha ido.

Pero tienes un corazón tan grande que podrías aplastar esta ciudad
No siempre se puede aguantar, pero incluso los muros caen…
 
"Walls", Tom Petty and the Heartbreakers

viernes, 16 de enero de 2015

Tenemos un plan!



 
- Dispara.

Doc sabe que tengo mil preguntas, pero a mí solo me sale una:

- Qué hacemos?

- Seguir. Empezar cuanto antes.

- Y ya está??

- Sí, ya está. Lo haremos en dos tiempos. El primero: estimulación, punción, fecundación y vitrificación. Y el segundo: transferencia.

- Pero…

- Quiero hacerlo así. Y sólo tendréis que pagar la medicación. Del resto me encargo yo. Pero vamos a darnos otra oportunidad.

Nos miramos. Miramos a Doc. Decimos “gracias” a la vez y él nos mira serio. Hasta que mi chico le suelta: “¿Nos has hecho una tarjeta regalo por ser clientes asiduos?”  Y entonces nos reímos los tres. Y a mí se me quita un peso enorme de encima. Y noto como después de mucho tiempo, respiro otra vez. Entonces recuerdo el plan de Doc y le insisto…

- Ya llevamos tres FIV negativas, no son muchas?

- No. Para nosotros son dos. La última fue un desastre, ovulaste antes y para mí no cuenta. Necesito hacer 3 tratamientos de Fecundación In Vitro completos para tomar decisiones.

- Y donde está el plan mágico para embarazarme??

- (se ríe) Es este! Seguir! Volver a intentarlo!

Así que este es nuestro plan. Una última oportunidad “antes de tomar otro camino”. Le he dicho a Doc que empezaremos la primera fase (estimulación) con la regla de febrero, ahora no puedo ni quiero. Necesito un mes más para ser yo. A él le ha parecido perfecto porque quiere repetir algunas analíticas hormonales. Y ya a partir de marzo, pensaríamos en la transferencia.

Y esta es la crónica de nuestra cita con Doc. El balance? Positivo! Noto que tengo las pilas algo bajas pero me he propuesto recargarlas si o si. Vamos a necesitar toda la fuerza del mundo para esta próxima batalla. Es el momento de seguir adelante...

martes, 13 de enero de 2015

El silencio


 
En el tratamiento que me hice el pasado mes de mayo, tuve una gastroenteritis durante la betaespera.
 
Después de la punción del mes de octubre, faringitis.
 
Y esta Navidad, tras el negativo, perdí la voz. Empezó como un resfriado común y poco a poco fui quedándome afónica. Y así sigo, 3 semanas después.
 
Mi familia dice que vaya al médico. Y a mi me da una pereza enorme. Sé lo que me pasa: hablo demasiado, en el trabajo no paro, ni con los amigos… y mi garganta ha dicho basta.
 
Buscando por Internet (Doctor Google!) he leído que la afonía puede tener una explicación emocional después de un período prolongado de estrés. No soy mucho de creer en la somatización pero la verdad es que mi cuerpo se empeña en que le escuche.
 
3 tratamientos, 3 enfermedades, no dicen mucho de mi.
 
Igual mis defensas me están pidiendo unas vacaciones. Habrá llegado ya el momento de parar?
 
Mi chico me repite el mantra impuesto por Doc: “Eres muy joven”. Y yo me quedo en silencio, agradeciendo que mis cuerdas vocales estén en huelga para que no se me escape un “ya no puedo más”.
 
Objetivamente, debo ser muy quejica. 3 Fivs no son “para tanto”. “Sólo” llevamos dos años y medio. 31 años “no son nada”. Y recuerdo lo que le dije a Doc la última vez que hablamos: “lo único que quiero es que esto se acabe. Estoy harta de ser la-que-no-se-queda-embarazada. Soy mucho más que eso pero no puedo pensar en nada más. Que se acabe YA. Vamos a ovodonación”. Y Doc me dice que no. Que aún no. “Yo soy el medico y no voy a hacerte una ovo solo porque estés cansada. Si quieres, tómate un respiro. Y ya hablaremos”.
 
Y en eso estoy. Respirando. En silencio.
 
Hace media hora, en un arranque de optimismo, he llamado a la Clínica para pedir hora. El viernes tengo cita con Doc. Igual tiene un plan o cree que hay que seguir intentándolo. Confío en él más que en mi misma, así que le escucharé y le haré caso. Me dejaré llevar.
 
Mientras, mi chico me obliga a volver a hacer deporte. A comer fruta. A recuperar las vitaminas y el ácido fólico del fondo del cajón. Él cree que lo conseguiremos. Hasta sueña con la idea de tener mellizos!
 
Y si Él está tan convencido… porqué no voy ha estarlo yo?
 

Seguimos viajando hacia nuestra última estación...