jueves, 31 de diciembre de 2015

8 semanas y un año que se va

 
"Hoy hemos tenido la primera visita con la Doctora R. y todo muy bien! Seguimos adelante, de 8 semanas ya, y con un corazón latiendo a mil por hora.
Gracias por hacerlo posible, por el apoyo y el cariño.
Te deseamos (y nos deseamos) un 2016 de sueños cumplidos…
Un gran abrazo"
 
 
Le mandamos el mensaje a Doc nada más salir de la consulta de nuestra nueva gine (a partir de ahora, Doctora R). Todo ha ido bien, menos los nervios que se han convertido en pánico las última horas. Me pregunto si en algún momento el miedo se irá. La ecografía me permite un respiro de 4, 5 o 6 días. Luego vuelven las pesadillas. Nuestra próxima cita es en un mes, al cumplir las 12 semanas. Y a mi se me hace muy, muy largo.
 
Intento respirar.
 
Intento olvidar las heridas.
 
Pero como me dijo Doc la última vez que nos vimos: “No estás curada”. Y se supone que es normal todo lo que me está pasando. Intento consolarme con sus palabras. No soy una mala madre. Ni una paranoica. Ni una infeliz por sistema. Solo es miedo. Y el trauma de una lucha demasiado larga. “Se te pasará”. Algún día. Lo sé.
 
 
"Me alegro muchísimo y os agradezco de corazón la confianza y fortaleza.
Muy feliz año.
Firmado: Doc."
 
Adiós 2015.
 
Hola 2016.
 
Vamos a por ti!
 
 
 
 

jueves, 17 de diciembre de 2015

Nervios, latidos y risas


Entramos en la consulta de Doc y lo encontramos con el gesto torcido.
 
“Estás tan nerviosa como yo?” Me suelta a modo de saludo. Me reiría si no fuera porque no hemos dormido en toda la noche de pura ansiedad. “Me tiemblan las piernas”, confieso. Y casi ni nos atrevemos a ir hacia la camilla donde nos espera el ecógrafo.
 
Hoy nos acompañan dos enfermeras que no había visto nunca. Encantadoras. Sonrientes.
 
Me subo al potro y vamos a ello. Mi chico está a mi lado con un nudo en la garganta. Y entonces, aguantamos la respiración y lo vemos:
 
Un puntito de luz blanca que se apaga y se enciende a toda velocidad. El corazón. El corazón que late de nuestro hijo.
 
Y Doc sonríe: “Tenemos bingo!”
 
Y todos nos reímos.
 
Ni una sola lágrima. Solo risas. Risas nerviosas, de alivio, de felicidad, de incredulidad, de amor, de gratitud, de despedida… solo risas. Y qué bien suenan!
 
Nuestra historia con Doc no podía tener mejor punto y aparte.
 
Se resiste a despedirse o a darle mucha ceremonia al momento. Chocamos las manos y me dice el nombre de una buena ginecóloga para que me lleve el embarazo. Él se va de vacaciones así que la siguiente eco, a las 8 semanas, ya la haremos con ella.
 
“Escríbeme un mensaje en fin de año contándome que todo va bien.”
 
“Solo uno? Te iré informando durante todo el embarazo!”
 
Más risas. Más guiños. Más consejos de amigo. Más cariño.
 
Nunca podré agradecerle lo suficiente como nos ha tratado, como se ha implicado y como nos convirtió en su reto.
 
Un día me dijo: “Lo conseguiremos”. Y en eso estamos.
 
Hoy estoy embarazada de 5 semanas y 6 días. Hoy mi bebé mide 3 milímetros. Hoy tengo un corazón que late junto al mío. Hoy empieza una nueva vida… y al fondo del túnel ya vemos nuestra última estación.
 
 

viernes, 11 de diciembre de 2015

El miedo


Horas que parecen días, que parecen semanas, que parecen meses…
 
Las lágrimas de mi padre cuando le dije “estoy embarazada”. La sonrisa de mi madre. Los saltos de alegría de mi hermano. Y nuestra complicidad ante un secreto que de momento guardamos como un tesoro. El resto del mundo sigue girando… más despacio que nunca.
 
Un ramo de rosas al llegar a casa, “porque nunca fuimos tan felices como hoy”.
 
Los problemas del trabajo que ahora me parecen pequeños, pequeños…
 
Las fuerzas perdidas que han vuelto de golpe.
 
Mi confianza. Vuelvo a ser yo.
 
Mis ojos, por fin. Reconozco mi mirada.
 
El abrazo de nuestros mejores amigos que un día lucharon como luchamos nosotros. Y no lo consiguieron. Y ahora esperan que su hijo llegue de un país muy lejano. Lloramos las dos porque nuestros sueños empiezan a cumplirse. Y sé que ella está contenta a pesar de su dolor. Y no hay amistad mejor ni más limpia…
 
Y el miedo.
 
El miedo que me impide pensar en mi hijo.
 
El miedo de que todo esto termine. Que no vaya bien. La sensación de estar haciendo equilibrios al borde de un precipicio.
 
El miedo y yo. Hoy hicimos un trato.
 
Yo le respeto y él no me acecha.
 
Solo falta una semana para nuestra primera eco. Solo. Y a mi me parece una eternidad…
 
 
 

jueves, 3 de diciembre de 2015

Seguimos sumando


… o multiplicando! En 48 horas la beta ha evolucionado de 45 a 106. Más del doble. “Esto va para adelante” me dice Doc. Y me da cita para nuestra “primera ecografía” en dos semanas. El 17 de diciembre veremos por primera vez a nuestro hijo. Sí. Nuestro hijo.
 
Lo digo una y otra vez, a ver si así me lo creo.
 
Me lo repito por las noches. Y por la mañana sigo sin creérmelo.
 
“Empezarás a notar síntomas en unos días: igual estarás más cansada, con algún dolorcillo, alguna náusea…” Y si no noto nada?? “Entonces tendrás un embarazo estupendo!” Doc contesta a todas mis preguntas con paciencia y algo de sorna. Yo misma me siento un poco absurda! Pero tengo tanto miedo…
 
Faltan dos semanas para la siguiente meta.
 
 
Y luego… luego llegará la Navidad y el mejor año de nuestras vidas.
 
 
 

martes, 1 de diciembre de 2015

Y de repente sucede...


…que a veces la vida te guiña un ojo. Después de tantas lágrimas, te da una palmada en la espalda y te cuchichea en el oído que “ahora quizás sí. Igual hoy será el día más importante de tu vida. Puede que todo empiece a cambiar…”
 
Pero vayamos al principio.
 
Nuestras vacaciones duraron 8 meses. Hasta octubre no descolgamos el teléfono para pedir cita con Doc. Lo fuimos retrasando, disfrutando de nuestra normalidad aparente, de la levedad de un verano que valió mucho la pena. Pero con el otoño llegó también el deseo, otra vez de vuelta el “… y si lo volemos a intentar?”
 
En el tratamiento de marzo no hubo transferencia. Mi cuerpo dijo “basta” y decidimos parar. Así que teníamos 4 embriones de 2 días esperándonos en el frío.
 
Los descongelaron todos el pasado 21 de noviembre y los dejaron evolucionar hasta el martes 24. Tres de ellos se convirtieron en 3 blastos “preciosos” en palabras de mi Biólogo favorito.
 
Ese día, hace justo una semana, Doc decidió transferirme un embrión de 5 días y volver a congelar el resto. “Solo uno” repitió mil veces ante nuestra cara de asombro. “Uno nada más. Quiero que tengas un embarazo tranquilo”. Y luego ese gesto tan suyo, entre la risa y la concentración, mientras por la pantalla veíamos aparecer una gotita brillante: “ahí está!”
 
Y así empezó nuestra cuarta espera…
 
Hoy hace una semana.
 
Esta mañana, rodeada de gente saliendo de una rueda de prensa, Doc me hablaba al otro lado del teléfono: “Ya tengo los resultados de la beta.”
 
Estoy tan acostumbrada al dolor de esta conversación, que mi corazón ha empezado a partirse sin dejar que Doc terminara la frase. Pero entonces...
 
…entonces de repente sucede. El mundo se para. Y logras escuchar que “estás embarazada”.
 
A siete días post-transferencia de “un blasto precioso” el valor de la beta es de 45. “Suficiente” según Doc. La repetiremos el jueves, para confirmar que sigue aumentando y que nuestro sueño sigue creciendo…