Se fue marzo, y llegó abril, el
mes que le robaron a Sabina. A mi, en cambio, alguien me lo dejó envuelto en papel
de regalo bajo la cama. Porque así empezó: con nubes negras, espesas, y un frío
paralizante, para luego convertirse en primavera.
Quién me ha devuelto el mes de
abril? El mes de los principios, el aperitivo del verano, las fiestas de libros
y rosas, y dragones que luchan contra Sant Jordi en una guerra en la que los
malos no son tan malos, ni los buenos… tan buenos.
Quién me ha devuelto el mes de
abril? Y con él, parte de mis fuerzas, los primeros rayos de sol en la piel pálida
después de un invierno tan duro.
Quién me lo ha devuelto? Quizás fue
la decisión de parar. De sentarnos en el andén de nuestra estación, con los
pies colgando, mientras compartimos un helado de sandía. Lentamente, volvemos a
ser nosotros. Muy lentamente, porque el cansancio es infinito. Nos perdonamos
por todos los errores, los reproches y la guerra fría… y nos miramos a los ojos.
Dos pasos adelante, uno atrás… pero seguimos avanzando.
"Quién me ha devuelto el mes de
abril?" Le canto mi particular versión de una canción muy nuestra y sonríe. "No
te habías dado cuenta?", me responde, "nadie te lo había robado. Lo tenías
guardado en el cajón. Me alegro de que lo hayas encontrado."
Yo también me alegro. Aunque esto
sea solo un principio…